sábado, 23 de enero de 2010

ANTONIO DE OBREGON

PARA SAGRARIO TORRES


“Para hacerte gozar con mi alegría,
Para hacerte sufrir con mi dolor,
Para que sientas palpitar la vida
Hice mis versos yo”

G. A. Bécquer



Nuestra cita será cuando se acabe el tiempo
allí confrontaremos los yerros de los dos;
el haber derrochado lo que era solo nuestro,
lo que era tuyo y mío, el azar de TU y YO.

Nunca nos dimos cuenta de lo que hubiera sido
lo que estaba ya hecho y que debió de ser.
Afanosos, labramos los dos nuestra distancia,
forjamos la barrera que se alzó a nuestros pies.

Fuimos ambos artífices de nuestras dobles vidas
entregando a los otros cuanto era de los dos:
paralelas traiciones, paralelas vivencias
tejieron el vacío de nuestra sinrazón.

Nadie descubrirá nunca, en mi gran fingimiento
el anhelo inaudito de vivir para ti,
el secreto forjado en la compacta ausencia
de no tenerte nunca y de encontrarte en mí...

Dentro de mí forjé tu homenaje continuo
estéril diezmo inútil de admiración y fé,
mientras que contrariabas al ídolo que eres
ya que nunca pudiste sospechar tu poder.

El Tiempo nos miraba con indecible asombro;
tu rueca y mi turbina se quedaron sin voz
y pasaron los días, tirando por la borda
lo que era tuyo y mío, el azar de TU y YO.

...Y hay tan sólo dos cosas en nuestro mutuo exilio
que, como perdedores, debemos estimar:
el hecho de no habernos sentido defraudados
y el tesón -¡y tesoro!- de nuestra lealtad.


ANTONIO DE OBREGÓN
Octubre de 1985

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