miércoles, 27 de enero de 2010

FRANCISCO LOREDO


















(Dedicado por FRANCISCO LOREDO en su libro “Vuelta de llave”, editado por “Arbolé”, nº 47 . 1983)


L A S E N S A C I O N

A Sagrario Torres


No hay sensación que no esté perdida
entre el olor y la sombra de la noche,
para verter las ideas, lagarto alambrado,
capitel de las horas y de las brújulas.
Está el sapo hermafrodita que abre la boca
todos los días de la semana.
¿Qué hacemos con los niños
y con los viejos? ¿Y con los poemas?
Jugar al laberinto de las caracolas
o al piramidal taparrabos del oído impreciso.
Una ventana con una paloma
que se asoma y arroja su blancura dramática.
A jugar con todos los idiomas y a pillarse las manos
con las puertas. Huele a primavera y a nostalgia infinita.
(A ver si no pensamos tonterías).
Después de todo el olor a primavera lo podemos conseguir
en el hipódromo o simplemente algún día en Cambridge.
(allí en los colegios, al cabo de la calle, al cabo del parque).

¿Me preguntas o me increpas?
Oh, Dulcinea del corazón inacabado, descubridora de alientos
y letanías. Mágica y terrenal Dulcinea, tronchada
como una caña
en el viento físico de tus domésticos paraísos.
Me apostaría arrancarme los dedos de las manos
o el espectáculo de ver quemarse mi biblioteca
en el acueducto del adulterio.
Le voy a preguntar a tu poesía de asombro.
Creo que no me contesta, amiga mía;
impresionante y milagroso ser humano
“regresando a mi corazón”
desde “esta espina dorsal estremecida”.

FRANCISCO LOREDO

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