miércoles, 27 de enero de 2010

HECTOR VAZQUEZ AZPIRI


































A Sagrario, con amor de hombre


Déjame ser cobarde, que es lo mío,
Sagrario, hija del peine y de la ola
caracola celeste, caracola
con dos crenchas azules como un río.

Quisiera ser caballo y caserío,
quisiera ser sustancia y pepsi-cola,
una alfombra vestida de amapola,
un beso en la mejilla, un atavío
de terco cimarrón amando amando
amando hasta el dolor de la mañana
que desgarra el visillo. Atronando
mis sienes con amor de barbacana
(dos disparos al aire) Dibujando
tu nombre de Sagrario, de Sultana.

No hay suficiente lluvia aqué en Donosti,
ni hay suficiente río, suficiente,
ni cena que viene y va, ni agua en la fuente,
ni agua de mar salada; ni hay segundo
de agua en tu voz de sed que me destierra.

Agua es mi corazón donde se encierra
tanto badajo informe, adolescente,
tanto odio hacia la gente, hacia la gente
que nos come, nos mira y nos aterra.

Sagrario del amor, te necesito
hora a hora, minuto por minuto,
te veo y grito, porque lloro y grito.
Acaricio al caballo y me repito,
amante desgarrado: solicito
algo de ti : tú misma, y me ejecuto
CUAJ!


HÉCTOR VAZQUEZ AZPIRI

No hay comentarios:

Publicar un comentario