ANÓNIMO
Tu nombre.
Es para mí símbolo y clave.
Junta armonía de cielo
y humanas añoranzas
Pasado del Señor,
habitación del Misterio,
días de miradas en petición absortas.
Y tú...
Que me recuerdas todo,
que enardeces mi sangre,
que bulles por mis pulsos
en ansiedad de vértigos.
Quiero llevar clavado
en mi insomnio perenne
tu sedante consuelo
de entrevista presencia.
Anhelo como un can sudoroso
descansarme a tus pies
y luego... conocerte.
Y luego en la distancia
separados,
unidos,
vibrantes,
misteriosos,
lánguidos,
luminosos,
volveremos a encontrar.
Una oración de dicha
dejaré en el Sagrario,
-Sagrario, tu tocayo,-
Y tú... adivinarás
1964
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