lunes, 24 de agosto de 2009

ritmos desde el péndulo de mi vida. soneto 31

SONEXÁSTROFO DOLORIDO A BLAS DE OTERO

Para Antonio Buero Vallejo

Aquí venimos con los algodones
los que nunca supimos de tu herida;
de tu botella de amargor, bebida
entre pliegues de hundidos almohadones.

Te amaron las desgracias a empujones:
Con avidez. Con furia sostenida.
Como arenas bebieron de tu vida.
De tus venas hicieron sus cañones.

¿Por qué no te buscaron mis talones
si grande fue tu puerta, y encendida,
y estaba tu fiereza derretida
por ansia de habitar áureas prisiones?

Yo debí rodear tu cabecera.
Escuchar tu oración, tu aria gloriosa,
antes de que tus labios fuesen cera.

Algún día vendrá, si es que quisiera[1]
algo venir, que mi dolor consuele
a tanto que por dentro me lastima.

Al pie de tu ventana y de tu ojera
no hice la guardia yo. Y aquí me duele:
En el alma, en la carne y en la rima.


[1] § 1.980
Pub. “ALALUZ”. Revista de Poesía y Narración. Primavera, 1.980

No hay comentarios:

Publicar un comentario