SONETO DE UN DOLOR§
O vino a mí, Señor, o yo busquéme
este dolor que mi existencia mina.
Por un yermo sin luz mi alma camina;
ni a su soberbia ni a su orgullo teme.
Así voy por el mundo, tras mi sombra
absorta en descifrar mi exigua nada
y el milagro de ser; mi fe quebrada
es un fantasma yerto que me asombra.
Ansío lo inmortal, y en ese infierno
de impotencia tan vil, la sed me abrasa
como una llama del abismo eterno.
¡Oh Dios! Mi corazón de fe rebasa
y cúrame por siempre el mal interno,
pues me devora inconsumible brasa.
§ 1.985
Pub. En “El cardo de Bronce”. Tomelloso.
lunes, 24 de agosto de 2009
ritmos desde el péndulo de mi vida. soneto 26
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