lunes, 24 de agosto de 2009

ritmos desde el péndulo de mi vida. soneto 23

A SAN AGUSTÍN EN EL XVI CENTENARIO DE SU CONVERSIÓN§

Para Madre Clara, Superiora en Valdepeñas, ejemplo de virtudes agustinianas.

De todo lo leído yo quisiera
ser solo la lectora de tu vida.
Tu palabra es mi pan y mi bebida.
Quiero subir al aire de tu esfera,

gastar mis ojos hasta la ceguera,
en renglones que son tu piel partida.
Letras en sangre de tu inmensa herida
fundieron a mi llama con tu hoguera.

No hubo corazón más turbulento,
que en tan alta grandeza se humillara
diciendo a Dios y al hombre sus pecados.

El día en que te halló mi entendimiento
(y para que a tu vuelo yo me alzara)
sentí mis pies del mundo desclavados.


§ 1.986
Pub. En la revista La Escuela Agustiniana (nº 24. Abril-junio 1.986)
“Durante su participación en los actos organizados recientemente por las Agustinianas de Valdepeñas en homenaje a San Agustín, la escritora leyó este soneto que L.E.A. se honra en ofrecer como primicia”

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