lunes, 24 de agosto de 2009

ritmos desde el péndulo de mi vida. soneto 67

HOMENAJE A RUBEN DARIO: JOYA POETICA QUE NOS TRAJO EL DESCUBRIMIENTO

IV

Cuando el anochecer tiñó el paisaje
y vírgenes estrellas asomaban,
tus labios no nacidos se engendraban
sobre el verde colchón del mestizaje.

Hacia la piel desnuda fue el encaje,
la gorguera, el jubón. Desabrochaban
todas las fuerzas del amor que estaban
sedientas de arribar a tu oleaje.

Zigzagueó en la entraña un filamento
que ninguna otra luz pudo suplirlo.
Bajo el dosel de un limpio firmamento

fuiste difícil, milagroso mirlo,
arpegio por la escala de un acento
que hasta las tumbas hoy podrán oírlo.

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