HOMENAJE A RUBEN DARIO: JOYA POETICA QUE NOS TRAJO EL DESCUBRIMIENTO
XI
Te adeudaba la fiebre, el alboroto,
de tanto ardor en mi soñar primero.
Te debía, RUBEN, un cancionero
antes de agonizar mi pecho roto.
Las cuernas penetraron en mi soto.
Una gendarmería holló el sendero,
y sólo me quedé con un lucero
en el que lentamente ya me agoto.
Me envuelvo en una túnica dorada.
Quiero hacerme infantil a toda costa.
Una arista me queda iluminada.
Un pedazo de piel no desgarrada.
Un milagro de flor que no se agosta.
Una virginidad nunca entregada.
lunes, 24 de agosto de 2009
ritmos desde el péndulo de mi vida. soneto 74
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